Por Alejandro Alminco Ayala |
@Nobelalmerth
Sin
duda, la fiesta del carnaval es una de las festividades de gran relevancia que
festejan muchos países del mundo, donde el empoderamiento de colores,
tradiciones y costumbres son expuestos según el contexto y la historia de un
determinado distrito, de una provincia, región o país. Y Huánuco como distrito,
provincia y región, no es ajeno a ello.
Desde
que llegué por primera vez a esta ciudad en el año 2008, por cuestiones
académicas, soy un paciente observador y en algunas ocasiones fui parte del
“corso” durante el desarrollo de esta festividad en la ciudad de Huánuco que se
tiene por costumbre de programar diversas actividades desde el 20 de enero al
20 de febrero de cada año.
Durante
mis 7 años de estadía en esta ciudad, este año, lo único bueno que puedo
rescatar fue la Exposición fotográfica del carnaval de antaño, donde gracias a
las antiquísimas ilustraciones pude entender lo que en años remoto era celebrar
el carnaval en nuestra ciudad; claro sin desmerecer el trabajo denodado que
hicieron el pasado 8 de febrero durante el micro festejo denominado Tradicional
Árbol Huanuqueño, una actividad a donde asistieron más adultos que jóvenes, y
que se convirtió en una reunión de amigos. ¿Para qué hubiera sido importante la
presencia de más jóvenes a este Tradicional Árbol Huanuqueño del pasado 8 de
febrero? Para hacerles saber que el carnaval es algo más que bañar con pintura
a los transeúntes, para hacerles entender que el carnaval no es sinónimo de
Sodoma y Gomorra, no es insultar a los vecinos durante el recorrido de don
Calixto.
Los
días previos al festejo del carnaval 2015 en nuestra ciudad, se habló hasta por
demás de recuperar el auténtico carnaval huanuqueño, y se culpaba tremendamente
a las anteriores gestiones de haber convertido a esta festividad en una fiesta
de vandalismo, tal vez tengan razón, pero seamos sinceros, fue la misma
sociedad quien permitió que con el paso del tiempo el carnaval sea visto como
una simple festividad, que fue perdiendo su esencia, y durante mucho tiempo a
nadie se le ocurrió la idea de educar a los jóvenes – por cierto, aplastados
por las redes sociales y los avances tecnológicos – antes del inicio de los
carnavales con exposiciones fotográficas, conferencias magistrales, spots
radiales y televisivos, charlas de sensibilización barrio por barrio; y hago
hincapié en esta parte: el conversatorio programado para el pasado 11 de
febrero denominado “Hablemos del carnaval de mi tierra” ni siquiera se llevó a
cabo, al final, el gerente de la Gerencia de Servicios Sociales de la Municipalidad
Provincial de Huánuco, a cargo de este evento terminó yéndose a tomar un café
con sus amigos, y nadie dijo nada.
Este año, tuve
nuevamente la oportunidad de volcarme a las calles tras el recorrido de Don
Calixto, lo hice a regañadientes para vivir desde adentro la experiencia del
carnaval huanuqueño y así poder opinar de algo que viví en carne propia. La
realidad fue desalentadora. Insultos por doquier durante todo el recorrido,
jovencitos desadaptados a diestra y siniestra que no tenían el menor respeto
por las jovencitas que había en medio de tanto desorden, los vecinos desde las
viviendas lanzaban agua sucia y con pintura; un desenfreno total y una completa
barbarie que dudo mucho atraiga a turistas que intenten llegar a nuestra ciudad
en esta fecha. Mientras tanto, dicen las autoridades y algunos periodistas que
este año ha mejorado la celebración del carnaval. Yo no lo creo. Sigue siendo
lo mismo desde que llegué a esta ciudad. Dónde cabe la idea de hacer tal
afirmación, si durante las intervenciones policiales durante el recorrido de
Don Calixto, se ha detenido a jóvenes con armas blancas, machetes, incluso con
armas de fuego.
Foto: Cristina Beraún |
No hay comentarios:
Publicar un comentario