domingo, 19 de abril de 2015

Entre el Optimismo y el Pesimismo Antropológico


Por Alejandro Alminco Ayala

Ciudad Universitaria de Huánuco, domingo 19 de abril 2015

Escribo estas líneas con la finalidad de exponer a mis amigos, compañeros de estudios y trabajo, compañeros de sueños por un Perú mejor los motivos que me llevaron a formar parte de un partido político de alcance nacional de manera activa. Y quiero empezar reconociendo que tres años atrás estuve en busca de un espacio que me permitiera tener identidad y formación para hacer política más allá de las aulas universitarias. Preciso que, mi condición de periodista no me impide ejercer plenamente mi condición de ciudadano y ser un activista de las causas justas y a agitar enérgicamente las banderas contra el conformismo y la resignación de que esto no lo cambia nadie como lo hago desde que fui elegido Alcalde Escolar en mi natal Puerto Inca hasta el momento. Y es que ser un ciudadano es la esencia que nos despierta del aletargamiento a la que nos conduce este sistema injusto y desigual y lleva muchas veces a indignarnos al ver la hipocresía de nuestros líderes ya de derecha o de izquierda.
Hay quienes sostienen que en los partidos políticos todo ya está perdido y que nada se puede hacer; pero es necesario tener en cuenta que en democracia los cambios solo son posibles desde los partidos, y si los actuales nos parecen reprochables, entonces debemos hacer algo por cambiarlos. Alguien puede elegir ser anti sistema, pero ya sabemos cómo ejerce el poder el último que nos aleccionó con ese discurso.
Desde el 2012 he tenido la oportunidad de trabajar en la construcción de una alternativa de confluencia política progresista en la región; en las últimas elecciones nos hemos medido con los candidatos financiados por las mafias del dinero y nos han ganado solo por su mayor poder de fuego económico; pero en el proceso he trabajado codo a codo, con personas de distinta filiación política y ciudadana, pero todos con el objetivo común de poner el Poder, el Estado y su Presupuesto Público al servicio del pueblo, de los ciudadanos. Fue así como conocí un núcleo aprista dialogante que me abrió las puertas a pesar de mis críticas e interpelaciones con el APRA, y los encontré preocupados por la renovación del movimiento que hace 90 años fundó un joven estudiante de 25 años, Víctor Raúl Haya de la Torre, y que por el silencio o ausencia política de sus dirigentes locales parecía condenado a la marginalidad o la irrelevancia. Cuando llegué a ese núcleo encontré no solo a gente del APRA, sino que reunía a personas que habían participado en otras agrupaciones políticas en las que les habían negado oportunidades de participación, algunos eran también independientes como yo hasta ese entonces. Lo importante era que ese espacio plural nos permitía crecer políticamente y teníamos la libertad de verter una opinión y nuestros puntos de vista eran tomados en cuenta.
Soy un joven de la Amazonía, formado en la educación pública, y cuando hablo de la pobreza, de la desnutrición, la mortalidad, el abandono NO lo hago desde la teoría aprendida en los libros o en la Universidad; yo vengo de esa realidad y lo he vivido en carne propia de manera directa, por eso creo que el grito de reclamo de atención y solución a esos problemas no pueden esperar una acción violenta - ya sabemos a dónde conduce la violencia y a quienes perjudica: a los más pobres, a los más humildes;  fueron ellos quienes padecieron la violencia política de los años 1980 - 2000.
Ahora, con 26 años, formo parte de una generación que vio terminar el siglo XX e iniciar el siglo XXI y elijo no heredar los odios y rencores del pasado. Toda mi formación como ciudadano se lo debo a mi madre y abuelos en la selva, en mi querido Puerto Súngaro; también a mis queridos profesores del colegio público y de la universidad y a las buenas amistades con quienes aprendí a bordar juntos nuestros mejores sueños de futuro. Me considero un ciudadano con plena conciencia de ello, de mis derechos sociales, económicos, culturales y políticos.
Me considero un joven de izquierda, y la universidad me ha permitido conocer de manera cercana cómo funcionan las organizaciones que dicen ser de izquierda en el discurso y otra muy distinta es su práctica; ya los hemos visto de revolucionarios en la universidad y luego en distritos, provincias haciendo campaña por cualquier candidato sólo por dinero;busqué participar de las agrupaciones políticas de izquierda, pensando que por la compatibilidad de espíritu e ideas sería lo natural, pero la realidad fue otra y descubrí que a los jóvenes solo nos usaban como carne de cañón para sus marchas sindicalistas, y  en muchos casos no se daban los espacios de diálogo y reflexión de ideas, había que recitar los dichos y hechos de Marx o de otro ícono de izquierda. Anclados en la melancolía del pasado no les interesaba abrir las puertas a los jóvenes y a gente independiente. Entonces me pregunte ¿qué puedo, qué debo hacer para que mi formación esté al servicio de las ideas que le dan sentido a mi vida? Y de esta manera trabajar a favor de la tierra que me vio crecer. Ahora que ya termino la universidad ¿estoy condenado a vivir de la nostalgia, que alguna vez quise el cambio, la transformación de esas injustas condiciones de vida que conocí en mi pueblo?
Siempre defendí la idea de fortalecer los partidos políticos, para hacer más eficiente nuestra democracia, para hacer efectiva la fiscalización y el control democrático de cómo se ejerce el Poder y para quienes. Sin embargo,en los últimos tiempos los partidos políticos han perdido credibilidad y atraviesan una etapa de crisis de representatividad; los ciudadanos los percibimos lejos, distantes de los intereses populares y muchos  líderes y activistas actúan como si el partido fuera una extensión de sus bienes privados, y han olvidado que debería ser un espacio para el debate de ideas y propuestas, donde se practica la democracia, se promueve la renovación de sus dirigentes según lo estipule sus respectivos estatutos. Los especialistas sostienen que de 10 personas solo uno cree en los partidos políticos.
Sueño, como tantos jóvenes de mi generación, en ser parte activa de una alternativa de solución; en la universidad fue suficiente ser parte de un movimiento estudiantil; ahora el reto es la región, el país y debo elegir entre las opciones realmente existentes a nivel nacional: el FUJIMORISMO, PPK y el APRA.
¿Por qué elegir pertenecer a un partido político? Cito al joven historiador Luis Zaldívar: “Pertenecer a un partido político te da la experiencia de conocer la política real y no la farándula que crea la prensa para vender anuncios. La política es mucho más rica e interesante que los escándalos que llegan a la televisión, allí aprendes que hay que luchar por el mundo en el que vivimos, no por causas etéreas que al final sólo revisten de utopía lo que en verdad es individualismo e indiferencia con los problemas de los otros”.
Sólo tengo palabras de gratitud para todos quienes han contribuido en mi formación, para quienes me han ayudado a mantener vivo el fuego de la esperanza de que un mundo mejor es posible; por mi origen amazónico, rural y popular siempre fue natural inclinarme por defender los intereses del pueblo; y ahora ya joven adulto elijo hacer política desde el partido del Pueblo.

domingo, 5 de abril de 2015

A “Chinto”, por esos momentos imborrables

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth
En memoria de Rómulo Palacín Pérez, mi gran amigo, promoción de aula, con quien libramos tantas aventuras desde niños; y que ahora descansa en paz.
Oliver Sacks, científico inglés, escribió en una oportunidad lo siguiente: “Cuando la gente muere, no puede ser reemplazada. Dejan agujeros que no pueden ser llenadas, pues es el destino de cada persona el ser un individuo único, encontrar su propio camino, vivir su propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte”.
Las líneas que aquí escribo tal vez no serán suficientes para rendir homenaje a un amigo con quien compartimos sueños, victorias, desavenencias de la vida, y tantos momentos grandes y pequeños que tienen la misma magnitud y el mismo peso del recuerdo. Homenaje que tal vez debí hacer aquel día cuando tuvo que partir en contra de su propia voluntad de este mundo, luego de haber decidido seguir el camino de los que se comprometen por devolvernos la paz, de los que toman las armas para promover la no violencia y luchar contra aquellos que representan un riesgo para nuestra integridad; ese camino decidió Chinto, y eso siempre le caracterizó desde muy niño, yo lo recuerdo muy bien. E insisto, que estas cortas palabras no bastarán para hablar de un gran soñador, que convirtió su existencia en la historia de una corta vida, pero trataré de describir los momentos más resaltantes que vivimos aquellos años que nos tocó enfrentarnos a las carpetas, libros e intensas jornadas de estudio en la primaria y gran parte de la secundaria, allá en esa tierra tan lejana que es Puerto Súngaro.
La noche que nos conocimos tal vez no fue lo más adecuado, y siempre recuerdo ese episodio cuando los niños de ese entonces solíamos jugar la “peguita” en el único muro que está en la entrada de Puerto Súngaro, y que en esos años era el centro de reunión de todos los muchachos de nuestra generación. Digo que tal vez no fue lo más adecuado, porque recuerdo aquella noche – y lo recuerdo como si fuera ayer – cuando jugábamos la “peguita”, y yo en un descuido sin intención ninguna empujé al vacío a Chinto hasta causarle una herida en la rodilla, claro yo aún no sabía quién era él. Al ver sangrar a Chinto, los que también eran parte del juego creyeron que el empujón había sido un acto de venganza por ser yo quien siempre perdía en el juego, al ver que todos me señalaban con el dedo tuve que coger mis sandalias y correr con los pies descalzos en busca de refugio mientras era perseguido por más de 20 muchachitos en busca de venganza por haber herido a su amigo. Y en ese grupo de perseguidores también estaba Chinto, quien a causa de la herida hacía el esfuerzo por correr.
Quién diría que después de ese episodio tejeríamos una amistad que supo romper con las barreras del tiempo y que a veces nos sentábamos a recordar entre risas y carcajadas el episodio de esa noche que le había dejado una pequeña cicatriz en la piel, a la cual el siempre decía: este es la marca de nuestra amistad. Nos volvimos inseparables desde aquella vez que pisé las aulas de la escuela para empezar a cursar el tercer grado de primaria, escuela que la hicimos nuestra, con la cual siempre nos identificábamos, y que conforme nos íbamos conociendo íbamos también convirtiéndonos en los aventureros mataperros de nuestro pueblo, que por ese entonces aún era pequeño, pero no insignificante.
Durante las épocas de escuela, nuestras palomilladas no tenían fronteras y en algunas ocasiones el profesor solía castigarnos manteniéndonos de rodillas con los brazos alzados por un lapso de media hora en una esquina del salón frente a la mirada burlona y perpleja de todos nuestros compañeros, pero ni aún así dejábamos de molestar a las mujercitas del aula. Claro, que a pesar de muestras travesuras no descuidábamos nuestro lado académico. Y yo recuerdo muy bien que Chinto tenía una pésima caligrafía, que muchas veces lleno de vergüenza tuvo que cargar casi toda la primaria un cuaderno de triple raya por obligación del profesor.
Así pasamos nuestra vida escolar en primaria, y conforme nos íbamos acercando a la secundaria, nos íbamos dando cuenta que ya no éramos los mismos de antes, que habíamos crecido un poco más de lo imaginado; pero confieso que ni la etapa de la pubertad y adolescencia hizo que dejemos de ser grandes amigos.
Ya en el colegio tuvimos que juntos que enfrentarnos a nuevos maestros de aula, quienes eran más exigentes. A veces teníamos tal vez la mala suerte de enamorarnos de la misma mujer, y cuando eso sucedía apostábamos por saber quien enamoraba más rápido. Claro a veces él ganaba, a veces yo.
Al culminar el tercer grado de secundaria Chinto tuvo que irse, me lo había advertido en reiteradas oportunidades. Se había ido  a la capital a prepararse mejor allá. Siempre solía decirme que él  un día seguiría la vida militar, en partes lo creía, en partes no. Recuerdo que siempre regresaba a Puerto Súngaro aprovechando incluso las mínimas vacaciones que su colegio en la capital le daba. Y cuando nos encontrábamos nuestro saludo siempre empezaba con un gran abrazo, y luego terminábamos hablando de todo, comparábamos las enseñanzas que recibíamos: yo en el colegio de Puerto Súngaro, y él en el colegio de Lima. Pero al final se dejaba vencer por mis conversaciones y nos dábamos que nos encontrábamos hablando de literatura.
Así fue, así pasaban los años. Y cuando terminé la secundaria, tuve que dejar Puerto Súngaro. Chinto ya había dejado de venir al pueblo. Habíamos perdido el contacto, pero jamás la distancia pudo borrar los recuerdos. Solo a veces oía decir que Chinto había logrado ingresar a la vida militar, me llenó de emoción. Por otro lado yo luchaba por culminar una carrera universitaria.
Nos encontramos hace dos años, nos divertimos como dos adolescentes de esos años, conversamos de todo. Y ahora extrañar se vuelve pesado. Jamás imaginamos que la muerte le estaría esperando en la otra esquina.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Los carnavales desde adentro

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth
Sin duda, la fiesta del carnaval es una de las festividades de gran relevancia que festejan muchos países del mundo, donde el empoderamiento de colores, tradiciones y costumbres son expuestos según el contexto y la historia de un determinado distrito, de una provincia, región o país. Y Huánuco como distrito, provincia y región, no es ajeno a ello.
Desde que llegué por primera vez a esta ciudad en el año 2008, por cuestiones académicas, soy un paciente observador y en algunas ocasiones fui parte del “corso” durante el desarrollo de esta festividad en la ciudad de Huánuco que se tiene por costumbre de programar diversas actividades desde el 20 de enero al 20 de febrero de cada año.
Durante mis 7 años de estadía en esta ciudad, este año, lo único bueno que puedo rescatar fue la Exposición fotográfica del carnaval de antaño, donde gracias a las antiquísimas ilustraciones pude entender lo que en años remoto era celebrar el carnaval en nuestra ciudad; claro sin desmerecer el trabajo denodado que hicieron el pasado 8 de febrero durante el micro festejo denominado Tradicional Árbol Huanuqueño, una actividad a donde asistieron más adultos que jóvenes, y que se convirtió en una reunión de amigos. ¿Para qué hubiera sido importante la presencia de más jóvenes a este Tradicional Árbol Huanuqueño del pasado 8 de febrero? Para hacerles saber que el carnaval es algo más que bañar con pintura a los transeúntes, para hacerles entender que el carnaval no es sinónimo de Sodoma y Gomorra, no es insultar a los vecinos durante el recorrido de don Calixto.
Los días previos al festejo del carnaval 2015 en nuestra ciudad, se habló hasta por demás de recuperar el auténtico carnaval huanuqueño, y se culpaba tremendamente a las anteriores gestiones de haber convertido a esta festividad en una fiesta de vandalismo, tal vez tengan razón, pero seamos sinceros, fue la misma sociedad quien permitió que con el paso del tiempo el carnaval sea visto como una simple festividad, que fue perdiendo su esencia, y durante mucho tiempo a nadie se le ocurrió la idea de educar a los jóvenes – por cierto, aplastados por las redes sociales y los avances tecnológicos – antes del inicio de los carnavales con exposiciones fotográficas, conferencias magistrales, spots radiales y televisivos, charlas de sensibilización barrio por barrio; y hago hincapié en esta parte: el conversatorio programado para el pasado 11 de febrero denominado “Hablemos del carnaval de mi tierra” ni siquiera se llevó a cabo, al final, el gerente de la Gerencia de Servicios Sociales de la Municipalidad Provincial de Huánuco, a cargo de este evento terminó yéndose a tomar un café con sus amigos, y nadie dijo nada.
Este año, tuve nuevamente la oportunidad de volcarme a las calles tras el recorrido de Don Calixto, lo hice a regañadientes para vivir desde adentro la experiencia del carnaval huanuqueño y así poder opinar de algo que viví en carne propia. La realidad fue desalentadora. Insultos por doquier durante todo el recorrido, jovencitos desadaptados a diestra y siniestra que no tenían el menor respeto por las jovencitas que había en medio de tanto desorden, los vecinos desde las viviendas lanzaban agua sucia y con pintura; un desenfreno total y una completa barbarie que dudo mucho atraiga a turistas que intenten llegar a nuestra ciudad en esta fecha. Mientras tanto, dicen las autoridades y algunos periodistas que este año ha mejorado la celebración del carnaval. Yo no lo creo. Sigue siendo lo mismo desde que llegué a esta ciudad. Dónde cabe la idea de hacer tal afirmación, si durante las intervenciones policiales durante el recorrido de Don Calixto, se ha detenido a jóvenes con armas blancas, machetes, incluso con armas de fuego.
Foto: Cristina Beraún

miércoles, 4 de febrero de 2015

De lo real a lo mágico

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth
Después de leer Cien años de soledad, lo primero que pensé fue qué hubiera sido del mundo sin la literatura y qué hubiera sido de América Latina sin Cien años de soledad. ¿Se hubiera acaso inventado otra manera de darle relevancia a la literatura latinoamericana? Con esto no quiero desmerecer las obras literarias que se han escrito antes de Cien años de soledad como son: “Caballo en el Salitral”, de Antonio Di Benedetto; “Operación masacre”, de Rodolfo Walsh; “On Oloop”, de Juan Filloy; “El jardín de los senderos que se bifurcan”, de Borges; “Viaje a la semilla”, de Alejo Carpentier; “El señor presidente”, de Miguel Ángel Asturias; “El túnel”, de Ernesto Sábato; “La muerte de Artemio Cruz”, de Carlos Fuentes; entre otros autores que publicaron antes de la obra cumbre de Gabriel García Márquez; y que ya desde entonces el florecimiento de la literatura de nuestro continente empezaba a tomar relevancia con sus propias voces, que luego fue afirmado con la publicación de Cien años de soledad  en 1967.
La experiencia que viví al leer Cien años de soledad  fue única e incomparable que me macondizó conforme iba sumergiéndome en la magia de esta historia e iba borrando lo real con lo mágico. Ya antes de leer esta obra imaginaba a Gabriel García Márquez hace 48 años atrás, sentado en su escritorio  dando forma y vida a sus cientos de personajes que luego serían protagonistas de esta historia que inicia con la fundación de Macondo en una valle pantanoso por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán junto a una treintena de personas; y culmina con la desaparición de Macondo y el último Aureliano de la estirpe de los Buendía luego de cien años.
Me quedé adherido con el libro, sin importar sueño o hambre que me pudieran alejar de la lectura, y dentro de ella me imaginaba ver a Remedios, la bella ascender al cielo en cuerpo y alma mientras tendía una sábana en el jardín de la casa; fui invisible junto a José Arcadio Buendía en la habitación de Melquíades; observé la increíble reproducción de los animales de Petra Cotes; fui habitante en la casona de Macondo que acoge a la familia de los Buendía desde el inicio hasta al final de los cien años; caminé por el corredor de la Begonias donde Rebeca y Amaranta purifican sus rencores; visité en su triste laboratorio al coronel Aureliano Buendía, quien vive preso en el círculo vicioso de convertir monedas de oro en pescaditos de oro; y oía tratando de entender las palabras en latín que pronunciaba el patriarca José Arcadio desde el castano al que está amarrado víctima de una lúcida locura.
Pedro Luis Barcia, manifiesta sobre el curso de la historia de Cien años de soledad, que “…la peste del insomnio de la ficción se desborda sobre la realidad y le alcanza al lector, quien ya no podrá dormir hasta tanto no llegue a la página final de esta ficción, por lo que ha caminado en medio de un sueño lúcido”. Un sueño lúcido que tuve la oportunidad de vivir el último día que me senté a leer el libro hasta altas horas de la madrugada sin ganas de conciliar el sueño.

Es así entonces que si queremos seguir comentando sobre Cien años de soledad, ésta página no tendría final, ya que luego de más de cuatro décadas de su publicación aún se siguen realizando estudios sobre esta importante obra. Antes de interrumpir este texto me quedo con esta frase de Gabo; “El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga”.
INTERNET

miércoles, 28 de enero de 2015

De regreso con Cien Años de Soledad

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth

Cuando Cindy decidió prestarme el libro Cien años de Soledad, obra cumbre del extinto escritor Gabriel García Márquez, luego de idas y venidas a causa de mis propias desavenencias, fui de frente a comprar el periódico del día y luego inmediatamente corrí hasta mi cuarto inquieto por sumergirme en las páginas de este libro que fue impreso el 06 de marzo de 2007, día en que Gabriel García Márquez cumplía 80 y años, por tal motivo se hizo la edición conmemorativa la cual ahora tengo en mis manos.
Nunca hasta ahora tuve la oportunidad de adquirir la obra completa en su versión original –  claro, debo reconocer que solo lo obtuve prestado esta vez –, y tampoco tuve la ocasión de leer todo el libro a pesar de que ya lo había hecho con los otros libros de Gabo. Tan solo tenía conocimiento del contenido por algunos resúmenes o párrafos que había tenido la oportunidad de revisar, pero mi inquietud de leer toda la obra era como llevar una piedra en el zapato que no me dejaba tranquilo.
Escribo este texto antes de leer las primeras páginas de este libro, y cuando la comparta con ustedes tal vez ya haya iniciado a ingresar a las historias de los Buendía. Además, presiento que será una magnífica experiencia que aportará al vago conocimiento que tengo por ahora de la literatura, la cual me esfuerzo día a día por mejorar, mientas paralelamente no dejo de ejercer el periodismo en las calles, o a través de las redes sociales que nos brinda ahora la tecnología.
Supe de Cien años de Soledad, cuando aún estuve en el colegio; obra publicada por vez primera en junio de 1967. Recuerdo que una tarde mientras aún cursaba el quinto año de secundaria, el profesor de literatura nos había dado la opción de elegir alguna obra universal de la cual haríamos un resumen general de todo el libro y nos brindó los nombres de los escritores universales más afamados de Latinoamérica y del mundo. Ahí fue que escuché el nombre de Gabriel García Márquez, a la cual en ese entonces no le tomé mucha importancia y decidí trabajar con la obra filosófica El ser y la nada del francés Jean Paúl Sartre, por cierto, tampoco era una mala idea.
Las 606 páginas con la cual cuenta esta edición de Cien años de Soledad, sumado al comentario que publicó la editorial sobre esta obra de los diversos intelectuales, incluido de nuestro nobel Mario Vargas Llosa, para entender mejor el nacimiento de la historia, me servirán para paliar la horrenda costumbre que tengo para combatir el insomnio con horas y horas de lectura y que solo el canto de los gallos de madrugada me obligan a entrar a la cama por obligación más no por la enorme satisfacción que te brinda el dormir.

Lo dejamos aquí, porque las ganas de empezar a leer este gran libro me obliga a dejar este artículo, apagar la laptop y empezar con la grata experiencia. Nos vemos dentro de siete días. Buen inicio de año, aún tengo la facultad porque este mes aún no termina.
A3

martes, 9 de diciembre de 2014

Llegó la hora del ingeniero

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth
Esta vez ya no existen dudas. El ingeniero ya ganó, el ingeniero gobernará nuestra región por cuatro años, el ingeniero se convierte en el cuarto presidente regional de nuestro departamento, el ingeniero para muchos apabulló en estas justas elecciones al médico, quien termina su gestión este 31 de diciembre sin aplausos ni reconocimientos, pero si con muchas críticas por haber realizado una gestión totalmente controvertida y plagada de corrupción.
A penas fue emitido el flash electoral por algunas encuestadoras luego del cierre de las elecciones a las 4 de la tarde, quienes daban el 63 % al ingeniero y el 36 % al médico – una diferencia colosal –, los militantes del MIDE salieron a las calles a festejar por todo lo alto e inmediatamente se dirigieron la sede del Organismo Descentralizado de Procesos Electorales (ODPE) para “cuidar” la victoria que iban obteniendo y para que no suceda como en la primera vuelta. Además por ahí empezó a correr como reguero de pólvora que el congresista de la república Josué Gutiérrez Cóndor, quien abiertamente respaldaba al médico, había hecho su ingreso a dicha oficina electoral, pero luego fue desmentido por la misma oficina.
Claro, no siempre es bueno creer tanto en el flash electoral que diversas encuestadoras emiten el mismo día del cierre de las elecciones junto a algunos medios de información, tal vez fue por eso que la esperanza del médico aún se mantenía en pie, pero conforme pasaron las horas, las cifras oficiales que emitía el Organismo Nacional de Procesos Electorales (ONPE) no estaban alejadas de las cifras ya emitidas extraoficialmente por esas encuestadoras. Luego de conocer las cifras oficiales la suerte del médico ya estaba echada, según fuentes cercanas al médico, a este no le quedó más remedio que reconocer su tremenda derrota que fue causado por su propia gestión, la cual se convirtió en la crónica de una lenta derrota.
Mientras escribo este artículo, según el portal web del ONPE al 98.40 % de las actas contabilizadas, el ingeniero lograba la victoria con el 68.37 % y el médico quedó estancado con un 31.63 %. Esta cifra refleja que el ingeniero supera con un 37 % al médico, ni  para pensar en un fraude, como disque sucedió en la primera vuelta. En fin nadie sabe.
Para muchos, como escribe el profesor Arlindo Luciano Guillermo, “Huánuco ha recuperado su dignidad, su honor mancillado por la mentira, la ineptitud y la soberbia”. Para otros, con la victoria del ingeniero la corrupción no llegará a su fin, ya que se encuentra enraizado en los cimientos del Gobierno Regional de Huánuco, y es una práctica común a nivel nacional, aunque duela decirlo, pero es la realidad.
Un amigo me decía: ahora todos son del MIDE – movimiento que llevó a la victoria al ingeniero – ahora todos dicen haberle apoyado, incluso los periodistas que día tras día trataban de desprestigiarlo tratando de sacarle más puntos al médico.
Desde esta tribuna solo toca repetir las palabras de José Luis Trujillo, columnista del diario Correo “una cosa es con cajón y otra con guitarra, una cosa es hacer propaganda y otra cumplirla”. Si realmente quiere que su gestión marche con pie derecho lo primero que debería hacer es una auditoría de todas las direcciones del Gobierno Regional y hacer el intento para terminar con los famosos diezmos que se ha convertido en una manera de robarse el dinero del estado con total descaro.

Estaremos vigilantes del tipo de gestión que realice el ingeniero, ya que existen muchas dudas con respecto a las promesas dichas en campaña, y esta duda surge por el tipo de personas controvertidas que rodea al ingeniero. No solo basta con arrodillarse en señal de agradecimiento, ni gritar al cielo con los ojos húmedos. El pueblo lo puso, y el pueblo lo juzgará por sus errores.
Fuente: A3

lunes, 24 de noviembre de 2014

Yo decido qué hacer con mi voto

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth
A menudo me preguntan que por quién voy a votar en esta forzada segunda vuelta electoral que se desarrollará este domingo siete de diciembre, donde se elegirá al nuevo o al mismo presidente regional que gobernará el departamento de Huánuco del 2015 al 2018. Y es necesario recordarles al nuevo postulante y a aquel que busca reelegirse, que a partir del 2015 ya no existirá la reelección en las futuras contiendas electorales, una norma de la no reelección de gobiernos regionales y locales aprobada por el Congreso de la República, en su desesperación de poner fin a la corrupción en estos órganos del estado. Pero según la opinión de muchos especialistas que con esta norma los gobiernos regionales y locales que inicien su gestión se apresurarán en robarse el dinero de la arcas del estado por el corto tiempo que gobernarán – tan solo cuatro años –. En fin, esta norma no mermará en nada la corrupción indignante institucionalizada en varios organismos de estado en estos últimos tiempos con más descaro.
Es normal que la gente o los amigos anden preguntado y comentado sobre este tema, pero a veces cansa oír el nombre de estos candidatos que según dicen por ahí que representan el cáncer y el sida, por quienes dentro de dos semanas iremos a las urnas a emitir un voto.
El que va a su última reelección embandera el lema “Por más obras”, una frase vacía y contradictoria; ya que durante su gobierno, que llega a su fin este 31 de diciembre, y que puede continuar, ha dejado tantas obras abandonadas e inconclusas en las zonas cercanas y más alejadas de nuestro departamento, algunas con presupuestos totalmente agotadas y obras avanzadas solo al 40 por ciento, un claro reflejo de la tremenda corrupción ¿de qué más obras habla? Y el nuevo postulante lleva como lema “Vota por el cambio”, esta frase es una alegoría y un presagio a la trepidante corrupción en la cual estará envuelto su gobierno si logra ganar estas elecciones, debido a que está rodeado de gente maquiavélica y totalmente cuestionada.  Y que la ejecución de las obras, según hablan las lenguas por ahí, ya estarían negociadas (si el río suena es porque piedras lleva).
Si recordamos las elecciones del pasado 5 de octubre, según la no tan creíble boca de urna de los medios de comunicación y algunas encuestadoras, el nuevo postulante era el virtual ganador para la presidencia regional de Huánuco con un 34.5% aproximadamente, y el que va a su última reelección obtuvo 18.5 %. De hecho, el nuevo postulante empezó a festejar por todo lo alto, pensando haberse adueñado del sillón del gobierno regional por cuatro años, y que si hubo algún margen de error en la boca de urna, solo pensaron que bajaría unos puntos, creían haber superado el 30 %, que es requisito básico para declararse ganador. Incluso, empezaron a repartir los puestos de trabajo como premio a todos aquellos que trabajaron arduamente durante la campaña. Pero al pasar los días la realidad se tornaba diferente, iba perdiendo votos, mientras la oficina del Organismo Nacional de Procesos Electorales (ONPE) tardaba en entregar el conteo de los votos al 100 %. El rasgo de desesperación se notó clarísimo del nuevo postulante, cuando al día siguiente de las elecciones salieron a las calles en conjunto con sus seguidores a denunciar fraude electoral, mientras el que iba a la reelección, esperaba paciente en su búnker y observaba sigiloso cómo los votos del nuevo postulante iba cediendo hasta quedar en el 29.90 % y de esta manera quedó postergado el sueño de la victoria del nuevo postulante.
Yo ya tengo una posición clara para este siete de diciembre, y ya decidí qué hacer con mi voto, aunque no sé si me daré ese tiempo de ir a votar. La decisión que tomé es no dar mi voto a ninguno de estos candidatos por dos razones: la primera es que no creo en el nuevo candidato, no creo en sus gestos, no creo en su mirada, ni en el fingido argumento que suelta cada vez que se para frente a sus seguidores y no seguidores, no creo en la gente que le rodea – separo de este argumento a su vicepresidenta y al electo primer regidor de la Municipalidad Provincial de Huánuco, quienes si contagian confianza – no creo ni en su forma de caminar ni en lo pobrecito que dice ser, ni en su supuesta capacidad para hacer obras disque por ser ingeniero; en fin no creo ni en su propuesta de contratar a Comunicadores Sociales para cada oficina descentralizada del gobierno regional del interior del departamento. Con todos estos argumentos, no quiero extender este texto mencionado que por qué no votaría por el que va a su última reelección, lo único que diría es que no merece regresar al gobierno regional ya que intenta utilizar nuestra débil democracia para legitimar la corrupción en ese organismo del estado. La segunda razón por la cual tomé esta decisión de no votar por ninguno de los dos, es que con el tipo de plan de trabajo que dicen haber formulado de acuerdo a la realidad del departamento, no lograrán poner los cimientos para el desarrollo en conjunto y sostenible de nuestra región. En educación seguiremos siendo el penúltimo en comprensión lectora, en salud seguiremos mirando como ese hospital regional se cae en pedazos a pesar de que hace cuatro años ya existe un presupuesto para su nueva construcción, en medio ambiente los mineros ilegales e informales seguirán depredando los bosques y contaminado los ríos y suelos de la provincia de Leoncio Prado y Puerto Inca, en agricultura seguiremos siendo los últimos y los agricultores seguirán produciendo solo para subsistir, en seguridad ciudadana seguirá en aumento el sicariato y el robo a mano armado, en medios viales de transporte terrestre las carreteras seguirán en pésimo estado en la cual actualmente se encuentran. Nada cambiará, ni la galopante corrupción mermará, al contrario seguirá en aumento.
Pero qué se puede hacer, uno de ellos será el ganador, y Huánuco seguirá observando como un grupo de personas hambrientas de dinero convierte en un festín por cuatro años más el Gobierno Regional.

Finalmente, este domingo siete de diciembre, no solo en el departamento de Huánuco se realizará  este segundo acto electoral, sino en catorce departamentos y dos provincias de nuestro país.
Fuente: Internet