lunes, 7 de julio de 2014

Hasta luego, querido Gabo

Por Alejandro Alminco Ayala

Escribo estas líneas sin ceñirme a ningún guión direccionado, y sin usar alguna bibliografía. Me enfrento a esta hoja en blanco, con la mesa vacía, sin ningún recorte periodístico de la cual a veces solemos apoyarnos los que usamos las letras para expresarnos. Escribo estas líneas con el corazón muy sentido y lleno de pesar, con los ojos húmedos que es inevitable parar estas lágrimas. A penas prendí el televisor para ver el noticiero de las 10 de la noche del canal 4, la noticia de la muerte de uno de los escritores más grandes que revolucionó la literatura latinoamericano era la información exclusiva. El hombre que dio vida al realismo mágico nos había dejado. El literato que supo inmortalizarse al escribir su obra cumbre Cien años de soledad, que le dio tribuna para hacerse en 1982 del Premio Nobel de Literatura se había ido así como muchos otros que nos dejaron  un mes de abril, un mes bien llamado como el mes de las letras.
Soy consciente que es muy necesario aceptar este ciclo de vida a la cual todos estamos condenados, pero la muerte de alguien a quien se admira con el corazón y el alma causa un dolor insoportable difícil de aliviar. Lo he leído y seguido muy de cerca. He sido así como muchos en el mundo alguien que siempre estuvo atento a sus publicaciones. A sus declaraciones. A sus viajes. A todas esas cosas que como escritor siempre solía realizar.

Como olvidar aquellos momentos cuando en mis tiempos de soledades, tristezas y sueños por salir de este mundo imperfecto decidía zambullirme en sus libros como La Hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba, El amor en tiempos de cólera, Crónica de una muerte anunciada y otros más, con el fin de emprender un viaje largo por esas páginas llenas de imaginación que me alejaban del cansancio, el estrés y el ruido de las calles.

Ahora Gabo ya no está, ya no seguirá sorprendiéndonos con más historias de su mundo mágico.
Solo me queda observar su nombre y su rostro en algunos pocos libros que logré adquirir durante todo este tiempo. Ahora solo me toca repasar y sumergirme en las constantes vivencias que nos dejó como ejemplo, ya sea en el campo literario, periodístico y hasta en lo político. Una vida llena de humildad, lleno de sabiduría y con su siempre valentía de decir las cosas sin pelos en la lengua. Mi admiración fue y es tan inmensa que poco me importaron las críticas que muchos políticos e intelectuales solían hacer de él, por el tan solo hecho de mostrar su respaldo acérrimo al ex presidente cubano, Fidel Castro.

Gabriel García Márquez
Gabriel García Márquez, el querido Gabo, fue un intelectual a carta cabal que sabía cantar el vallenato de su país Colombia. Quien se convirtió en el segundo escritor más aclamado de la lengua castellana luego de Miguel Cervantes Saavedra, pero no fue un salto de la noche a la mañana; tuvo que luchar y hacerle frente al pesimismo y el fracaso. Hasta luego, querido Gabo.


Huánuco, 17 de abril del 2014