miércoles, 28 de enero de 2015

De regreso con Cien Años de Soledad

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth

Cuando Cindy decidió prestarme el libro Cien años de Soledad, obra cumbre del extinto escritor Gabriel García Márquez, luego de idas y venidas a causa de mis propias desavenencias, fui de frente a comprar el periódico del día y luego inmediatamente corrí hasta mi cuarto inquieto por sumergirme en las páginas de este libro que fue impreso el 06 de marzo de 2007, día en que Gabriel García Márquez cumplía 80 y años, por tal motivo se hizo la edición conmemorativa la cual ahora tengo en mis manos.
Nunca hasta ahora tuve la oportunidad de adquirir la obra completa en su versión original –  claro, debo reconocer que solo lo obtuve prestado esta vez –, y tampoco tuve la ocasión de leer todo el libro a pesar de que ya lo había hecho con los otros libros de Gabo. Tan solo tenía conocimiento del contenido por algunos resúmenes o párrafos que había tenido la oportunidad de revisar, pero mi inquietud de leer toda la obra era como llevar una piedra en el zapato que no me dejaba tranquilo.
Escribo este texto antes de leer las primeras páginas de este libro, y cuando la comparta con ustedes tal vez ya haya iniciado a ingresar a las historias de los Buendía. Además, presiento que será una magnífica experiencia que aportará al vago conocimiento que tengo por ahora de la literatura, la cual me esfuerzo día a día por mejorar, mientas paralelamente no dejo de ejercer el periodismo en las calles, o a través de las redes sociales que nos brinda ahora la tecnología.
Supe de Cien años de Soledad, cuando aún estuve en el colegio; obra publicada por vez primera en junio de 1967. Recuerdo que una tarde mientras aún cursaba el quinto año de secundaria, el profesor de literatura nos había dado la opción de elegir alguna obra universal de la cual haríamos un resumen general de todo el libro y nos brindó los nombres de los escritores universales más afamados de Latinoamérica y del mundo. Ahí fue que escuché el nombre de Gabriel García Márquez, a la cual en ese entonces no le tomé mucha importancia y decidí trabajar con la obra filosófica El ser y la nada del francés Jean Paúl Sartre, por cierto, tampoco era una mala idea.
Las 606 páginas con la cual cuenta esta edición de Cien años de Soledad, sumado al comentario que publicó la editorial sobre esta obra de los diversos intelectuales, incluido de nuestro nobel Mario Vargas Llosa, para entender mejor el nacimiento de la historia, me servirán para paliar la horrenda costumbre que tengo para combatir el insomnio con horas y horas de lectura y que solo el canto de los gallos de madrugada me obligan a entrar a la cama por obligación más no por la enorme satisfacción que te brinda el dormir.

Lo dejamos aquí, porque las ganas de empezar a leer este gran libro me obliga a dejar este artículo, apagar la laptop y empezar con la grata experiencia. Nos vemos dentro de siete días. Buen inicio de año, aún tengo la facultad porque este mes aún no termina.
A3

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