lunes, 10 de noviembre de 2014

Leer para resucitar

Por Alejandro Alminco Ayala | @Nobelalmerth

Mi madre me contó un día, que cuando apenas tenía nueve meses de nacido y estuve aprendiendo a dar mis primeros gateos, ella una tarde de esos me había dejado en la cama y cuando regresó luego de un par de minutos ya no estuve en ella. Desesperada empezó a buscarme por cada rincón de la pequeña habitación,  cuando ya estuvo a punto de derramar unas lágrimas por el susto echó una mirada debajo de la cama y ahí estuve yo, tan quieto en una esquina con un pequeño libro jugando como si nada hubiera pasado, como si en mi tremenda ingenuidad tratara de descubrir lo que las letras de esos libros decían.
Fue la primera vez que mi madre me había comentado ese hecho, un hecho que solo ella sabía y que tal vez guardó el secreto celosamente presintiendo en lo que un día yo me convertiría.
He pensado muy bien antes de escribir este texto. Pensé un poco en lo que dirán, empezando por el título de vanaglorioso, soberbio, orgulloso, jactancioso, alabancioso, petulante, presumido, vanidoso, pedante, pretencioso, fatuo, ensoberbecido inmodesto, altivo, etc., etc., y etc. En fin, con el respeto que muchos se merecen, no escribo pensando en cuantos me van a leer, ni es mi preocupación influir en tal o cual persona, tan solo escribo porque es el placer más grande que me da vida como el mismísimo acto de leer para resucitar.
Desde aquella vez que mi madre me descubrió bajo la cama con un libro en mano, cuando aún ni siquiera mis balbuceos eran interpretados, entiendo que ella ya estaba advertido hacia donde apuntaba mi comportamiento.
Cuando apenas aprendí a leer a los cinco años, recuerdo muy bien que me refugiaba en las páginas de cada libro que caía en mis manos, haciendo oído sordo a la violencia política de ese entonces. Así acabé la primaria en compañía de tantos libros. Lo mismo pasó cuando acabé la secundaria en el mismo colegio; ahora que estoy a punto de culminar la universidad no he dejado esa costumbre, más que una costumbre, esto se convirtió en un hábito desenfrenado que en mis momentos de sequía me vuelve a la vida.
En todo este tiempo he construido mi propio imperio de libros que me gobiernan. Empezando de autores universales, pasando por autores nacionales y llegando hasta autores locales. Invertí cada moneda que llegaba a mis manos tan solo para darme el gusto de leer cada día más. Llegué hasta el punto de privarme de tantas cosas que alguien de mi edad hubiera querido tener. Ni ser forastero en esta ciudad bulliciosa hizo que renunciara a seguir comprando más libros, sin importar el costo que debía pagar. A veces para llenar el estómago de algo digno tuve y aún tengo que recurrir a terceras personas o en el peor de los casos siempre enfrento al hambre con una carta bajo la manga: entrar a mi cuarto y sacrificar unas monedas para el pan y el café. Y de eso mi madre es consciente, a pesar de sus limitaciones económicas jamás me dejó desamparado. Pero a veces llego al grado de hacer penitencia para pagar la pensión donde vivo, donde mi adicción a la lectura se materializa, donde descansan mis libros muy cómodamente sin reclamarme nada. En el silencio de mi soledad son ellos quienes me hacen compañía y tratan de llenar ese vacío que sufro al no tener cerca a mi madre, ni  a mis abuelos.

La última locura que cometí recientemente fue leer en tan solo dos horas la cuarta edición del libro Pecos Bill y otros recuerdos de Mario Malpartida Besada, un texto de 95 páginas que compré recientemente en la feria de libro. Cuando inicié con ese “Mal viento otra vez”, era las diez y media de la noche; y cuando llegué a “Los colores de la vida”, ya era doce y media de la madrugada. Y recién pude conciliar el sueño. Era la segunda vez que leía el libro después de haber leído la primera edición hace unos años atrás, pero fue en la segunda que le agarré el gusto. Y logré entender lo cabos sueltos que me había dejado la primera lectura.

2 comentarios:

  1. Me ha resultado muy interesante leer tus palabras, y esa lectura en dos horas... ¡wao, qué sorprendente! Suena increíble :)

    ¡Muchos besitos de café! ❤

    Mocca

    PD: Muy interesante tu blog, me ha gustado mucho. ¿Te gustaría que nos siguiéramos mutuamente? ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por darte ese tiempo de leerme. Un gusto
      Saludos.

      Eliminar